El Sabor de los Astros, nos introduce al mágico mundo de cómo ciertas comidas causaban un efecto especial sobre algunos humanos en específico; cómo la misma comida podía estimular de una manera más intensa a una persona de un signo que a otras. Podría sonar aterrador pensar que eso está condicionado por la marcha mecánica del universo. Pero el asunto es más profundo aún: los alimentos también están marcados por los ciclos astrológicos sobretodo por nuestra cercanía con la Luna y toman las características de los signos regentes de las épocas donde se cultivan con mayor facilidad. También la asociación de los signos a características de animales (Tauro, el toro; Aries, la oveja; Piscis, los peces), sumada a las características de los arquetipos mitológicos, llevaron a la conclusión de que las actitudes de las personas, en relación con la comida y la bebida, quedan subordinadas así, por razones diversas, a las representaciones con que la historia ha ido identificando estrellas y planetas desde el mundo antiguo hasta nuestros días. La Luna combinada con ciertos planetas nos puede dar resultados muy específicos en el gusto por la comida. Por ejemplo un Venus regente de Tauro y Libra, amante del campo y la buena mesa, al que le gusta tener un conuco y llevar del mercado los más frescos y mejores productos, aquella comida que por su olor te lleve a la cocina, Tauro también rige las papilas gustativas, ese carácter degustativo, lo hace uno de los mejores comensales, quien siempre dará la gracias por una buena cocina. Mientras que el creativo y justiciero Libra pasará una gran parte de su tiempo dándole comida a aquellos que más lo necesitan, sobre todo si son animalitos indefensos o experimentando con recetas hasta convertirlas en verdaderas obras de arte. Así pasaremos por las virtudes de cada signo y como estos se conectan con un arte milenario, el placer por la buena comida.
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