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Chakras y Astrología. Astro-Salud

Actualizado: 16 mar 2020


Juanita Incoronato y Maria Villa.

A continuación, exponemos brevemente la interrelación que existe entre la disciplina del yoga y la astrología con respecto a los centros energéticos del cuerpo denominados Chakras, con el fin de dar a conocer el trabajo que ofrecemos en Astro Salud. Utilizando el yoga y la astrología como herramientas para identificar problemas que afectan el bienestar general de las personas, es posible proponer terapias apropiadas para balancear el flujo de energía que corre dentro del cuerpo, ya que su bloqueo, o desbalance, genera malestares a nivel físico, emocional y mental. Es así como nuestro objetivo es brindar una vía de acceso al estado óptimo de salud necesario para vivir en armonía. Partiendo de la influencia de los planetas en cada persona, podemos ayudar sanar casos específicos a través de la práctica de yoga y otras terapias alternativas.


Ahora bien, un Chakra es un punto de intersección donde confluyen la mente y el cuerpo. Descrito como una rueda o remolino, este conforma un nexo de conexiones energéticas. Existen muchos de estos patrones de energía alrededor del cuerpo que forman puntos de encuentro entre los canales que lo recorren de arriba abajo. Sin embargo, tanto dentro de la tradición filosófica del yoga como en la Astrología, se reconocen siete chakras principales ubicados a lo largo de la columna vertebral. Estos son los centros de comando, sobre los que se trabaja para que la energía de todos los canales fluya libremente. Al mismo tiempo, constituyen puertas de acceso entre distintas dimensiones; en ellos la actividad de una determinada dimensión, por ejemplo, la emotiva, conecta con otra dimensión e interactúa con ella, como puede ser la del cuerpo físico. Esta interacción, a su vez, matiza las actividades en el mundo exterior y las relaciones con los demás porque los chakras emiten energía desde el interior del organismo y asimilan las energías exteriores. Es así como dichos vórtices de energía también describen el florecimiento de la consciencia, en un recorrido que va de abajo hacia arriba, desde el chakra raíz hasta el de la coronilla.


Es importante tener en cuenta que los chakras no son como los dibujos que se han hecho de ellos, lotos que se abren y se cierran, que tienen un número de pétalos y determinado color. Esas imágenes son solo soportes para la mente, como mapas, que se utilizan para enfocar la atención en los patrones de energía. Los chakras fueron inicialmente descubiertos a través de la práctica, por medio de las realizaciones de diferentes practicantes.


Como en principio no existía un lenguaje que pudiera describir estos descubrimientos, se crearon metáforas visuales con las cuales las personas pudieran identificarse. La imagen de la flor de loto, por ejemplo, sugiere que la energía alrededor de cada chakra se expande y se contrae como los pétalos de la flor. Ya que un chakra se siente diferente a otro, estas diferencias fueron representadas por medio de colores; asimismo, las complejidades y concentraciones variadas de energía en los diferentes chakras fueron representadas por un número determinado de pétalos. Se creó entonces un lenguaje para articular las experiencias con estos centros.

Uno de los métodos empleados para desbloquear los chakras es el yoga. Tanto las técnicas de respiración como los movimientos (saludos al sol, torsiones, posturas de pie, posturas invertidas…) estiran los nervios, purifican la circulación sanguínea y energética, favoreciendo su desbloqueo. Y ya que los los chakras recogen las vibraciones cósmicas y las distribuyen por el cuerpo, es sabido que tienen una correlación directa con los planetas. Es decir, estos centros psicoespiritules conforman un microcosmos que se conecta con el mundo externo, con el de los planetas, el macrocosmos.


Como el cuerpo energético es la manifestación de la energía cósmica, es ahí donde se manifiesta la energía universal para darnos vida y es donde los planetas de nuestro sistema solar ejercen su influencia energética. Cada uno gobierna un chakra específico sobre el cual imparte sus atributos o efectos cósmicos. Los planetas se relacionan con nosotros por las mismas ondas de energía vibratoria que tenemos latentes por dentro y a las cuales respondemos.


Así, el primer chakra (Muladhara), localizado en la base de la espina dorsal, asociado a la supervivencia, corresponde a la energía vibratoria de Saturno, porque representa la estructura, nuestro enraizamiento en la tierra. El segundo (Svadhistana) situado en el bajo vientre, asociado a las emociones y la sexualidad, tiene la frecuencia vibratoria de Júpiter, planeta que simboliza la creación y la expansión. El tercero (Manipura), localizado en el plexo solar, cuyas correspondencias son el poder personal y la energía metabólica, tiene la frecuencia de Marte, planeta activador de la energía vital. El cuarto (Anahata), localizado en el esternón y asociado al amor, vibra a la par de Venus, porque representa el balance entre aquello que deseamos y las acciones que tomamos. El quinto (Vishuddi), cuya sede es la garganta, vinculado a la comunicación y a la creatividad, tiene las vibración de Mercurio, ya que este controla el pensamiento y nuestra capacidad para conectar con el entorno. El sexto (Ajna), ubicado en el entrecejo, se asocia a la clarividencia, la intuición y la imaginación, y está regido por la Luna en el estadio que corresponde con la solución a nuestras experiencias, y con Neptuno, cuando se está más consciente de las decisiones. Finalmente, al séptimo (Sahasrara), ubicado en la coronilla, vinculado al conocimiento y a la conciencia trascendente, lo rige el Sol como eje fundamental que representa la elevación del ser y nuestra misión de vida, y con Plutón, que simboliza la seguridad al momento de dar el paso evolutivo.


Es por ello que, cuando analizamos astrológicamente nuestra Carta Natal o Revolución Solar, podemos percibir cuál de los chakras requiere atención especial en un momento determinado, para así poder balancear nuestra frecuencia directamente. Cada persona tiene la tendencia a sobre estimular o perder la energía a través del estrés cotidiano sin estar conscientes. Es por ello que por medio de estas prácticas milenarias, como la de yoga, encontramos la llave para conectar con determinado centro energético con mayor facilidad. Desde el macrocosmos al microcosmos nos permitimos balancear y mejorar nuestro estado físico, emocional y mental de manera satisfactoria.

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