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Elegir y darle sentido al mundo, tú haces la magia.

Actualizado: 8 sept 2020

Ana Karina Roque y Juanita Incoronato



Las palabras son construcciones culturales y sus significados varían de acuerdo al lugar donde sean utilizadas. Sin embargo, pudiéramos decir que algunas tienden a significar más o menos lo mismo en diversos idiomas y culturas. Por ejemplo, ¿con cuáles palabras definirías tus momentos más gratos? A veces no conseguimos las que transmitan exactamente lo que sentimos, mas es posible darles asiento en un gran significado universal. Como ejemplos: amor y alegría.

En su libro “El poder curativo del agua”, Masaru Emoto y Jürgen Fliege señalan que en Japón se piensa que cada palabra posee un alma, es una combinación de signos con sentido e información vibratoria propia. En sí mismas ya guardan energía. De aquí partimos. Aunque estemos en silencio, las palabras bullen. Lo que pensamos y decimos vibra primero en la mente y el cuerpo, impregna todo el campo energético propio e impacta en otros seres, objetos y espacios, seamos conscientes de ello o no.

Detente a recordar cómo te has sentido ante la presencia de personas que se quejan mucho o señalan sólo lo negativo de las situaciones. O mirando más de cerca, ¿cuántas veces has asumido tú esas actitudes? Hemos conocido experiencias como la de hablarle con cariño a las plantas y comprobar cómo crecen con mayor vitalidad. Caso contrario, decirle palabras inarmónicas y ver cómo se van marchitando. Aunque no sólo las palabras sean las responsables, los efectos en la materia son evidentes.

Por trabajar con la voz y el arte en espacios hospitalarios y terapéuticos hemos podido comprobar el poder -y el deber- que tiene cada palabra en el bienestar de las personas y que la salud es de los tesoros más preciados en la vida. Por lo tanto, es muy importante lo que decimos y más aún, cómo lo decimos. Al hablar y al cantar integramos otro tipo de vibración que también moviliza las emociones: el sonido. Cuando te sientes bien, la palabra se vuelve música en tu interior y fluye cual melodía. Pero somos seres vivos y no siempre estamos en primavera.

En los ciclos personales y colectivos vivimos etapas que pueden generar emociones diversas, y cuáles palabras las nombran: rabia, dolor, tristeza y miedo. He aquí, de nuevo, emociones y palabras entrelazadas. Los procesos de sanación nos traen el desafío de reconocerlas como información, aceptarlas e integrarlas para dar a luz nuevas maneras, para actualizarnos. Allí reside la alquimia y su belleza.


Para la astrología, igual que para otras disciplinas, nuestras emociones guardan relación con el elemento agua. En ella y por ella existe la vida. Durante la gestación crecemos nadando en el saco amniótico, el primer elixir que nos nutre es líquido, nuestros cuerpos y el planeta están conformados en mayor medida por agua. Somos mareas o ríos que necesitan fluir. Si nos secamos o estancamos, enfermamos. Si nos desbordamos, podemos hacer(nos) daño.

El agua, como elemento físico, recibe y conduce vibraciones. Además puede retener esa información y transmitirla, es lo que llaman “la memoria del agua”. Los estudios de Masaru Emoto, dieron muestra de cómo fácilmente se modifican sus moléculas al entrar en contacto con las palabras, pensadas y habladas, y la música. Sonidos y palabras armónicas crearon los cristales de hielo más hermosos. Todo lo que contiene agua se puede transformar.

Estos hallazgos, sumados a las experiencias de vida, son la raíz de Etiquetas Alegría. Siguiendo este principio, cada etiqueta está ideada para ser usada en los contenedores de agua y alimentos. Activan ambos hemisferios cerebrales porque integran palabra escrita -y hablada si la pronuncias-, formas y colores, apelan a las sensaciones corporales, la imaginación y hasta al gusto porque, por ejemplo, ¿a qué te sabe el placer? Funcionan en tu cerebro, funcionan en tu cuerpo. Son una invitación a beber y comer con sentido y consciencia.



Desde la antigüedad y astrológicamente, agua y emociones han estado asociadas con la Luna. A través de ciclos de 28 días podemos apreciar cómo el agua torna su forma y poder por el movimiento de nuestro satélite natural. Cada fase lunar provoca en el Ser una conexión particular de diferentes intensidades que podemos traducir emocionalmente como entusiasmo, tristeza, alegría, calma, molestia, etc. Además, la influencia de la posición de la luna en cada signo, determina la tendencia del matiz a experimentar en esa conexión.


Cada persona tiene una influencia particular, (según el estudio de Carta Natal) pero al mismo tiempo puede experimentar un contagio colectivo por la influencia de la fase y signo que el planeta está pasando. Lo cierto es que entre más consciente somos nosotros de la influencia del efecto lunar, podemos intervenir, manipular y mejorar nuestro estado emocional y el del colectivo.


Lo interesante es que la cantidad y la calidad del líquido que consumimos se suma a la química y vibración de nuestro cuerpo y al mismo tiempo puede transformarlas. Entonces cómo podemos conjugar toda esta información en el día a día: las palabras con las que impregnamos este líquido transportan la intención reforzada de lo que queremos mejorar en un ciclo corto de 28-29 días, ayudando a mantener el foco en cumplir las pequeñas metas que nos hemos propuesto alcanzar, fortaleciendo las conexiones neuronales con nuestra emociones conscientes. Así proponemos incorporar palabras e imágenes que sirvan, junto a la respiración y otras prácticas, como anclas para acompañar cada etapa en la que te sumerjas.

Luna nueva, sembrar la semilla: el inicio conectado con nuestra raíz y propósito mayor.


Luna creciente, cuidar lo que se está gestando: todos los sentidos afinados, la concentración y la fuerza indispensable para avanzar.



Luna llena, mostrar los frutos y expandir el alcance: compartir y disfrutar los logros manteniendo la conexión con lo esencial y el más alto fin.


Luna menguante, etapa de revisión y limpieza: agradecer el proceso y los frutos, conciencia y paciencia para armonizar.




Y si se trata de enfocar positivamente el agua de cada signo lunar, sugerimos:

Aries: alegría

Tauro: confianza

Géminis: optimismo

Cáncer: amor

Leo: creatividad

Virgo: bienestar

Libra: armonía

Escorpio: salud

Sagitario: Sabiduría

Capricornio: paciencia

Acuario: gratitud

Piscis: Intuición


Etiquetas Alegría se propone ser un acompañamiento para que las aguas personales tomen su cauce con fluidez. Algo muy diferente a usar algo bonito para bloquear, tapar y adornar lo desagradable. Nuestros clientes agregan valor a objetos cotidianos al elegirlas y utilizan en las botellas para agua de la casa. Cada día deciden tomar agua de alegría, agua de amor y así... confían en el juego y la belleza para armonizar sus vidas. También las comparten como regalo entre familia y amistades.

Si te sientes caminando en una cuerda floja, el poder de las palabras sería como el contrapeso, la vara horizontal o los brazos abiertos que te ayudan a continuar. Esta es una invitación a escucharte e identificar qué te dices a diario. Reconoce qué generas en tu vida y toma lo que necesites para cambiar y enfocar la atención, energizar tus alimentos y hacer la labor de recuperar el balance.

La palabra es una llamada constante y vibrante que actúa como instrucción al campo energético, es mediadora entre lo visible y lo no visible y, cual conjuro, tiene que ser clara, precisa y sentida para que sea transformadora. Así activamos un gran poder. En la actualidad se vuelve imprescindible integrarla con consciencia en todos los espacios, junto con profundos cambios estructurales, para la construcción de un mundo más equilibrado. La palabra siempre cuenta. Decide cómo usarla en el infinito verso que habitamos, tú haces la magia.

“Elige, comparte y confía”

Etiquetas Alegría© palabra con intención.

Creación al servicio de la salud, concebida con amor e inspiración desde la idea hasta su entrega.

@etiquetasalegría en Instagram.

Concepto y obra plástica: Ana Karina Roque @ana_karina_roque

Diseño: Deisa Tremarias Grimau @esmagia


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